El crowdlending es una forma de financiación empresarial alternativa. Consiste en que particulares, y no organismos financieros, financian el proyecto de una persona o particular a cambio de un interés previamente pactado.
“Crowd” en inglés significa “multitud” y “To lend” “prestar”. Por lo tanto, hablamos de la acción que realiza una multitud para prestar algo a alguien. Ese algo sabemos que es dinero, financiación económica. Sin embargo, se habla de préstamo, es decir, que debe ser devuelto de alguna manera, en este caso en forma de interés.
Estas formas nuevas de financiación son derivados del crowdfunding. Nace a finales del siglo XX como consecuencia del desarrollo de Internet y de la amplia gama de posibilidades que la tecnología ofrece. Consiste en hacer pública en alguna plataforma de la red una solicitud de financiación con la posibilidad de que quien quiera participe en ella. Las condiciones varían en función del contenido del proyecto y del acuerdo de devolución de la financiación, si la hay.
En esa solicitud, la persona que busca financiarse expone su caso con los datos necesarios para convencer al público, como si de una reunión de negocios se tratase. Se habla del contexto en el que se desarrolla el proyecto, del concepto o valores que hay tras él, de los objetivos que se quieren conseguir, las motivaciones individuales, el funcionamiento del proyecto, etc. Esta forma de financiación nace con el sutil tinte del bien común. Aunque, a día de hoy, se haya podido extender para cualquier tipo de proyecto, se hizo popular en inversiones cuya finalidad era participar en una acción que fuera beneficiosa para el bien común.
Con el paso del tiempo la técnica ha ido derivando en cuatro tipos de crowdfunding diferentes:
Por lo tanto, el crowdlending es una forma nueva de préstamos entre particulares. Se ha convertido en un modo más barato, fácil y rentable para obtener inversores, con menos requisitos que los que usualmente piden los bancos.
Tanto esta como las demás modalidades del crowdfunding son ejemplos de captación de capital nuevos y vanguardistas, perseguidores de la democratización de la inversión, ajena a los titanes financieros tradicionales. De hecho, en algunas ocasiones se produce de igual a igual, un proyecto financia a otro que le financió anteriormente, y viceversa.
“Las empresas y los particulares solicitan la financiación que necesitan a través de una empresa de Crowdlending, la cual, tras analizar y ver que el solicitante tiene solvencia y capacidad de reembolso, lo anuncia en su plataforma(Marketplace) para que una multitud de pequeños inversores puedan verlo y decidir en cual, de todas las opciones de inversión posibles que existen, quiere invertir sus ahorros” dice Estaban López en Guía de introducción al crowdfunding.
El dinero prestado se devuelve en forma de un interés pactado previamente entre las dos partes. Para calcular el tipo de interés, se saca la media de todos los intereses más bajos ofertados por los inversores hasta que se ha completado la inversión prevista. En caso de que este tipo medio resulte menos que el ofertado por el inversor, se respetará el tipo de interés que solicitó inicialmente. El interés es el único beneficio obtenido por los inversores, que no consiguen, como decíamos, ni participación en la empresa ni parte de los dividendos de la misma.
Todo esto se realiza a través de plataformas online que reciben las solicitudes de los promotores que necesitan financiación. Para ello, tienen que estudiar algunos aspectos del negocio o solicitante, para evaluar la viabilidad de la solicitud de inversión y, si cumple los requisitos, entonces publican su anuncio.
Algunos de los datos que deben aportar los solicitantes son:
Tras un plazo que puede variar, la plataforma de Crowdlending comunica a la empresa si su solicitud ha sido aceptada. Esto puede variar en función de las plataformas que se utilicen, pero lo que suele ser común a todas es que es necesario algunos años de experiencia previa del negocio para poder certificar la solvencia de la misma. La plataforma actúa como un intermediario que responde por los anuncios que publica, por lo que debe cerciorarse de la viabilidad de que las inversiones de sus clientes sean devueltas.
En caso de ser inversor que busca rentabilizar algunos ahorros, existe la posibilidad de registrarse en las mismas aplicaciones bajo un perfil de inversor y no de empresa. Entonces pueden aplicarse unos filtros de búsqueda para encontrar entre las ofertas de inversión aquella que cuadre mejor con lo que cada uno está dispuesto a ofrecer y arriesgar. El inversor tiene acceso a toda la información sobre la empresa solicitante para barajar la decisión con la mayor cantidad de información posible.
Para valorar la viabilidad de estas empresas, existe un equipo de análisis de riesgos que investiga la solvencia de la empresa y la de los solicitantes. Para ello, cotejan registros financieros de importancia a nivel nacional, en el caso de España, por ejemplo, la ASNEF (Asociación Nacional de Entidades Financieras), el RAI (Registro de Aceptaciones Impagadas) o el CIRBE (Central de Información de Riesgos del Banco de España).
Todo lo anterior convierte este tipo de inversiones en inversiones de rentabilidad mucho más alta que las inversiones bancarias clásicas. Pero es cierto que cada una de ellas se regula con la normativa del país en el que se encuentre la plataforma, aunque estas sean de alcance internacional. Por ello, se recomienda comprobar la regulación de los diferentes países base de la plataforma de Crowdlending antes de invertir o solicitar una inversión.