¿Has escuchado hablar de ellos? Este es un concepto de moda que encuentra sus orígenes en el nacimiento del Bitcoin. Te estarás preguntando por qué ¿verdad?
Bien. Resulta que en estos últimos 10 años han sido muchos (muchísimos) los proyectos de ideas descentralizadas que han salido al mercado. Los Smart Contracts o contratos inteligentes surgen como parte de estas aplicaciones descentralizadas con el objetivo de eliminar intermediarios y hacer que los procesos sean más simples, se ahorre tiempo y costes.
Ahora sí, veamos en qué consisten.
Para abordar esta definición vamos a dividir este concepto en dos partes: el contrato y la inteligencia. El primero es una especie de acuerdo entre dos o más pates, un elemento en el que se define lo que se puede hacer y cómo. Las reglas del juego. Piensa en un contrato de trabajo, un contrato de alquiler o cualquier otro que se te ocurra.
Tradicionalmente, los contratos han venido siendo documentos verbales y escritos que conllevaban grandes pérdidas de tiempo y costes. Que si ahora tienes que esperar la respuesta del notario, que si tienes que cumplir con esta ley, que si hay que proteger los datos, etc.
Los Smart Contracts surgen como alternativa a este tipo de contrato. Su inteligencia hace que puedan ejecutarse y hacerse cumplir por sí mismos, de forma automática y sin la presencia de terceras personas o intermediarios. Desde el lado más técnico, y atendiendo a Bit2me, “son ‘scripts’ (códigos informáticos) escritos con lenguajes de programación, siendo términos del contrato puras sentencias y comandos en el código que lo forma”.
La sociedad está acostumbrada a trabajar con contratos de papel. Los de toda la vida. Así que, el cambio requiere un esfuerzo, y para comprender mejor en qué consiste esto de los Smart Contracts, vamos a establecer las principales diferencias entre unos y otros:
¿Quién dijo que la lógica no podía unirse a los contratos de nuestro día a día?
Los contratos inteligentes abren un mundo de posibilidades a empresas, organizaciones, Administraciones Públicas, etc., por las ventajas que aportan:
Hasta el momento, hemos visto cómo el sector financiero, los sistemas de pago, los derechos y las obligaciones se han sumado al plan de los contratos inteligentes. Sin embargo, no existen partes de la sociedad que no puedan beneficiarse de estas ventajas.
Los propios sistemas de votación también podrían beneficiarse de estos contratos porque, de este modo, cualquier persona podría consultar todas las votaciones.