El proceso de creación de un texto literario (o, en este caso, de un artículo de blog) no es tan sencillo como puede parecer. Requiere de una planificación previa, de una inversión de tiempo y recursos o de varias revisiones para corregir errores y mejorar el contenido. En este artículo, queremos centrarnos en el proceso activo de escribir con una pequeña guía de recomendaciones. Por ello, en OCCAM recopilamos los 10 consejos más relevantes para redactar artículos que tus lectores quieran leer y compartir. ¡Veámoslos uno a uno!
Antes de nada, es necesario establecer una guía de estilo para tu estrategia de contenido si todavía no lo has hecho. También se la conoce como manual o libro de estilo, y consiste en la concreción de las normas estilísticas, ortográficas y de maquetación que deben seguir todos los involucrados en la creación de contenido. Estos son algunos elementos que puedes incluir en este documento:
Según avance tu estrategia de marketing de contenido, podrás ir completando la guía de estilo según las dudas de los redactores o los problemas que puedan surgir. El objetivo es mantener una coherencia y unidad entre todo el material ofrecido por la empresa para mejorar su imagen visual y reputación. Para ello, además de la guía, es hace falta diseñar un plan editorial.
Tus artículos buscan resolver dudas o problemas a los lectores con información didáctica y un tono cercano. Esa es la clave. Quieres que tus clientes potenciales lean el blog y te perciban como una marca de confianza que puede ayudarles y se preocupa por ellos. Por tanto, para conseguir esa relación de proximidad, es importante tutear a los lectores y hablarles en segunda persona. Esto no significa que utilizar el pronombre “usted” sea incorrecto, pero puede que no sea la mejor táctica para redactar artículos si tu objetivo es atraer clientes.
El uso reiterado de palabras poco convencionales no solo resta credibilidad o confianza en la marca, sino que dificulta la lectura. La riqueza del diccionario español es amplia, pero una buena redacción siempre tiene en cuenta el contexto. Aquí, el objetivo es resolver dudas, no plantear otro problema al lector con palabras cuyo significado desconoce.
Los tecnicismos son conceptos vinculados con una rama del conocimiento específica cuyo significado es desconocido para la mayoría de la población. Cada ciencia, profesión o arte incorpora palabras técnicas de uso habitual para sus involucrados que mucha gente ignora. Por ello, es conveniente reducir el uso de estos términos y, en caso de utilizarlos, definirlos para hacerlos accesible al público.
Por su parte, los acrónimos son siglas que pueden pronunciarse como una palabra en sí misma. Por ejemplo, en marketing se utilizan muchos acrónimos como “CRO”, “SEO”, “CAC” o “ASO”. Es importante descomponer estas siglas y explicarlas la primera vez que se mencionen, así como reducir su uso siempre que puedan sustituirse por términos más sencillos.
Utiliza las palabras justas y necesarias para expresar la información y las ideas que buscan los lectores. Intenta encontrar siempre la expresión que mejor explique lo que quieres decir y hazlo de forma breve pero completa. Para ello, no dudes en definir conceptos o aportar contexto si puede ayudar al lector a entender el contenido. Por tanto, no te dejes nada importante por destacar y evita la reiteración o la redundancia. Ponte en el lugar del usuario y responde: ¿tu artículo garantiza una lectura agradable, directa y concisa?
Esta recomendación pretende que tus textos sean más fáciles de leer, comprender y asimilar. Veamos un ejemplo. Una oración en voz activa sería esta: “Marta está escribiendo un nuevo artículo”. Por el contrario, la voz pasiva modificaría la frase y quedaría así: “Un nuevo artículo está siendo escrito por Marta”. Entonces… ¿Qué fórmula consideras más apropiada para tu contenido?
Los textos, al igual que las películas o las canciones, tienen un ritmo propio que les otorga personalidad y crean un hábito de lectura. En este sentido, lo mejor para tu estrategia es que los artículos sean ágiles y entretenidos. Para ello, tu mayor aliado es el espacio en blanco que ofrece la división en párrafos breves, así como la redacción de frases cortas y sintácticamente fáciles de leer. Por ejemplo, podrías recortar una oración subordinada y convertirla en dos frases que digan lo mismo. Así, evitas que los lectores se pierdan durante la lectura y avancen sin dificultad.
Los títulos ofrecen una imagen rápida a los lectores de todo el contenido del artículo, por lo que resultan de gran utilidad para crear estructuras eficaces. También aportan espacio en blanco, facilitan el proceso de escritura a los redactores y ordenan la información.
En este sentido, los dos formatos de artículos más atractivos para los usuarios son el listado y la cadena de instrucciones. Ambas ofrecen una estructura dividida en títulos clara y visualmente sencilla. Además, estos artículos tienen muchas posibilidades de estar bien posicionados en los motores de búsqueda. Aunque, para ello, es imprescindible respetar la jerarquía de títulos y etiquetas.
Los conectores son de gran ayuda para aportar ritmo, relacionar frases y situar al lector en el texto. Ejemplos hay de sobra para no repetir y recurrir al más indicado según el contexto y el propósito de la oración. Además, son un estupendo recurso para acortar frases.
Las oportunidades que ofrecen estos recursos en la literatura son evidentes, pero en una estrategia de marketing de contenido no resultan apropiados. La ironía o el sarcasmo puede molestar a los lectores si no perciben lo que quieres decir en realidad o si consideran que están fuera de lugar. Por ello, lo mejor es no poner en riesgo la confianza de los usuarios hacia tu marca y optar por un lenguaje directo y amable.
Ahora es el momento de que te enfrentes a la hoja en blanco y comiences a redactar artículos. Sigue estas recomendaciones, aprovecha tus mejores dotes literarias y recuerda ser original. ¡A por ello!